martes, 13 de marzo de 2012

Reunión Mensual de la PV

Martes 13 de marzo reunión post asamblea en el salón episcopal del Seminario Diocesano de Tijuana a las 5:00 p.m.

miércoles, 18 de enero de 2012

Tómbola 2012: Tu aportación ayuda a los futuros Sacerdotes

            Tómbola 2012: Tu aportación ayuda a los futuros Sacerdotes

Por Pbro. Pedro Madrid
Hace ya algunos años, un 8 de diciembre de 1940, fue fundada nuestra noble institución dedicada a la formación de los futuros sacerdotes en la ciudad de Ensenada. Aquella humilde casa funcionó como casa de formación y se convirtió en la esperanza de muchos jóvenes que alcanzados por el deseo de Dios se adentraran con espíritu alegre en la aventura de la vocación sacerdotal. Desde entonces, Mons. Felipe Torres Hurtado y un grupo de hombres de fe probada, -siguiendo la inspiración del Espíritu Santo- dedicaron todo su afán y su celo pastoral en continuar la noble tarea de formar auténticos discípulos en nuestras amadas y generosas tierras de Baja California.
Ciertamente, esta gran empresa de la formación sacerdotal no fue nada fácil, pero gracias a las aportaciones y ayuda de grandes hombres y mujeres que compartieron su misma visión lograron sacar adelante este esplendido proyecto.
En la actualidad, el Seminario Diocesano de Tijuana impulsado por el anhelo de sus fundadores, ha querido ser una antorcha que ilumine las conciencias de tantos hombres que diariamente se entregan a su quehaceres y buscan alimento espiritual para sus vidas.
Para apoyar esta obra, han surgido grupos de apoyo que comprometidos con la causa del evangelio sostienen con su oración y aportación económica las actividades de nuestra casa de formación.
Cada año, en torno a las fiestas de la Santa Cruz, el Seminario organiza una gran Kermesse en el Seminario Menor (campus Cerro Colorado) con el objetivo de recaudar fondos para sostener nuestra institución. La actividad que nos ayuda a recabar la mayor parte de ingresos es la Tómbola, comúnmente llamada “rifa de regalos”, mediante la venta de bonos de cooperación. Por este motivo exhortamos a la comunidad a sumarse a esta actividad mediante la adquisición de estos bonos de cooperación o ayudar a venderlos (convertirse en promotor de la Tómbola) y ser parte activa de este proyecto de formación sacerdotal.
Si quieres ayudar o ser un donador, llámanos al teléfono 6842822 o visita nuestra página de promoción vocacional http://www.vocacionalasantidad.blogspot.com/
¡Tú eres parte de nuestra formación, ayúdanos a ser sacerdotes!


ACTUALIDAD: UN RETO PARA EL SEMINARIO por Marco Antonio Burgos

ACTUALIDAD: UN RETO PARA EL SEMINARIO
Por Marco Antonio Burgos
En una sociedad tan inconstante y “liquida” como la describe el sociólogo Zygmunt Bauman, la Iglesia juega un papel importantísimo ya que es como un recipiente que la contiene. Por ello el  Seminario , parte de este líquido, es fundamental para la consolidación de la Iglesia, en él se forman los futuros sacerdotes, guías de la sociedad.
El Seminario es promesa de renovación en la Iglesia porque la juventud aporta nuevas ideas, enriquece con un nuevo sentir y un nuevo pensar. Sin embargo, es importante que no se deje empapar de esta modernidad. Junto con la Iglesia, el  Seminario  debe permanecer firme ante las nuevas corrientes que de algún modo podrían ir en contra del ideal de Cristo escrito en los evangelios.
El  Seminario, sobre todo el Menor, corre el riesgo de quedar sumergido en esta sociedad ya que en el converge la juventud llena de las tendencias de la sociedad, tendencias muchas veces consumistas, materialistas e inmersas en el ruido.
El  Seminario  Menor busca formar no sólo a jóvenes destinados al sacerdocio, sino también jóvenes capaces de enriquecer a la sociedad con valores cristianos que permitan ser luz  que guie al mundo a la casa del Padre.
Esta tarea corresponde en parte a los padres formadores, ellos ayudan al joven  en el descernimiento de su vocación. Si vemos al seminarista como un diamante, los formadores son quienes le van a dar forma al pulirlo y depurarlo, principalmente con la ayuda d ela gracia, hasta plasmar en el joven el rostro luminoso de Cristo .
La labor formativa no compete sólo a los sacerdotes, también debe ser iniciativa del propio seminarista que, como dice la exhortación  Pastores Davo Vobis del beato Juan Pablo II, debe buscar la autoformación sin reducir al mínimo sus esfuerzos, con miras a ser un hombre más preparados ante las adversidades y los retos de una nueva sociedad. Aún más, cada seminarista debe ser protagonista en su propio proceso vocacional.
En el  Seminario  Menor, tanto sacerdotes como seminaristas, trabajamos cuidando de las cuatro dimensiones que conforman una auténtica formación cristiana: humana, espiritual, intelectual y pastoral.
Dimensión  humana: en mi opinión, junto con la dimensión espiritual, es el área más importante ya que primero somos humanos antes de ser cristianos. Es esta dimensión el reflejo de nuestro interior, por eso está muy unida al dimensión espiritual, además no podemos aspirar a lo trascendental olvidándonos de aquellos que nos rodean. Es necesario trabajar la dimensión humana a través de la convivencia del día a día con nuestros compañeros tanto seminarista como alumnos del colegio P. Javier Esparza, ya que debemos ser imagen de Cristo para la juventud que nos rodea. Esta dimensión nos hace firmes contra el individualismo, el materialismo y otras costumbres modernas que buscan la satisfacción del propio “yo”, es por medio de esta dimensión que somos capaces de ponernos en el lugar del otro y nos llama a ayudarlo saliendo de nosotros mismos. La formación humana nos muestra como debe ser nuestro comportamiento para poder ser ejemplo de Jesús. Un Jesús que, si bien, fue motivo de escándalo, lo fue bajo el estandarte del amor al prójimo.
Dimensión espiritual: un área fundamental para todo ser humano, ya que está condenado a buscar lo trascendental. Al venir de una sociedad donde la experiencia de fe es mínima, es una dimensión difícil de trabajar ya que en ocasiones la rigidez del horario nos hace caer en la rutina. Pero cuando el horario se cumple con devoción es una diaria renovación de las promesas de Dios para con su pueblo. Creo que esta dimensión es pilar en la vida de todo cristiano comprometido con su vocación ya que es fuente de la fortaleza enviada por Dios a través de su espíritu. En el  Seminario  Menor es vital esta dimensión ya que forma hombres de Dios, hombres que ya sea como sacerdotes o laicos van a llevar con su testimonio la palabra de Dios.
Dimensión intelectual: un área sin duda importante, ya que esta sociedad no se conforma sólo con expresiones como “Dios existe”, sino que necesita argumentos que muestren la plausibilidad de la existencia de Dios. El estudio de la creación de Dios nos ayuda conocerlo. El mundo necesita sacerdotes santos y sabios, de poco sirve un sacerdote santo que no sabe guiar a su pueblo, por eso es importante esta dimensión ya que se espera mucho de alguien que manifiesta haber estado en un  Seminario, sea o no sacerdote, por ello debe comprender lo mismo a un físico como a un albañil, a un biólogo como a una ama de casa, a un licenciado o doctor como a un obrero.
Dimensión pastoral: esta viene a ser el resultado y la aplicación de las tres dimensiones anteriores ya que nadie da lo que no tiene. El  Seminario  te prepara espiritual, humana e intelectualmente, pero no te da esta preparación para que seas como un  candelabro debajo de la mesa sino para que alumbres a todos los de la casa. Tal vez no estemos lo suficientemente preparados para dar grandes sermones o escribir documentos importantes, sin embargo el  Seminario  Menor te da las pautas para ayudar al prójimo más cercano ya sea un amigo o compañero que tenga problemas tanto académicos como familiares o emocionales.
El  Seminario  Menor es muy importante y necesario no solo para formar desde adolescentes a los futuros sacerdotes, sino para crear cristianos que realmente vivan conforme a lo que Cristo quiere. Esta  casa nos ayuda a madurar y a decidir qué es lo que queremos para nuestra vida bajo la luz del pensamiento Divino.
En mi experiencia puedo constatar que el  Seminario  Menor cambia la perspectiva de los jóvenes que pasa por aquí, ya que me tocó la experiencia de tener compañeros que entraron siendo un  tanto desastrosos y a pesar de que no siguen en la institución, ésta les ayudo a ver la vida de otra manera un poco con mas madurez y con la certeza de que tienen un Dios amigo, al que en muchos de los casos no conocían realmente. Muchos seminaristas, de ser muchachos que no se interesaban por los estudios o por el respeto a las autoridades, después de vivir la experiencia del  Seminario  son jóvenes con metas y cuentan con lo necesario para alcanzarlas y si bien, no siempre son los mejores académicamente, si son mejores que antes de que entraran al  Seminario. Los seminaristas son personas de caridad y calidad humana, en buena parte gracias a esta casa de formación.

martes, 17 de enero de 2012

La Vida Consagrada: Entrevista a Yesenia González

Entrevista a Yessenia González como Religiosa de reciente ingreso a la vida contemplativa.

Por Carmelo González

Felices fiestas navideñas, en esta ocasión tenemos la oportunidad de presentarles a nuestros lectores una entrevista que con gusto tuvimos la oportunidad de realizar a una joven de reciente ingreso a la vida religiosa contemplativa, y que nos ofreció su tiempo para compartirnos un poco acerca de su vocación y la experiencia que tiene en sus primeros seis meses como religiosa postulante en la comunidad de las Adoratrices del Santísimo Sacramento, localizadas en Playas de Tijuana. Su nombre es Yessenia González García, tiene 28 años de edad y es originaria de Taxco, Guerrero. Con mucha alegría y generosidad para con el seminario fue tan amable de responder a las siguientes cinco preguntas en torno a su vida y su experiencia vocacional. De tal manera que, sin más preambulo, los dejamos con Yessenia y lo que ella desea compartirnos. 

¿Cómo discerniste tu llamado a la vida consagrada?

Desde chica me inquietó saber cómo vivían las religiosas, el simple hecho de contemplaras me motivaba mucho. Doy gracias a mis padres, que desde que recuerdo me enseñaron a hablar con Dios por medio de la oración y recurrir con frecuencia al Santísimo Sacramento, un hecho que más tarde fue primordial para discernir mi vocación. Desde mi juventud, en mi interior guardaba y dirigía un pensamiento constante a Dios: que me pusiera a donde le fuese a ofender menos.

En mi vida, he aprendido a vislumbrar la voluntad de Dios en hechos y experiencias muy concretas e inolvidables para mí, pero que han marcado el curso de mi vocación. He tenido dos noviazgos formales, el primero de ellos perduró por 7 años, y a pesar de que 7 años no son poco tiempo, con él no me sentía segura del todo, cuando en su momento me propuso matrimonio, en vez de sentirme feliz me sentía confundida e insegura. Le insistía a Dios que iluminará mi pensamiento y corazón para conocer su verdadera voluntad, de si casarme o no, y como Dios siempre está con nosotros y siempre escucha nuestras oraciones, se dio que nuestro noviazgo no funcionó y finalizó.

Sin dejar de sentir el dolor humano por aquella persona que ame en su momento, cuando de nuevo me vi sin compromiso (24 años), Dios me dio la oportunidad de asistir a un proceso vocacional con hermanas religiosas de vida tanto activa como contemplativa. A mi lado caminó siempre el P. Ramón Ponce como mi director espiritual, quien me ayudó en mi discernimiento vocacional. Pero aun cuando llevaba un proceso vocacional con aquellas hermanas, todavía me hice la chica difícil con Dios, y volví a adentrarme en otro noviazgo; pensaba yo que esa inquietud de ser religiosa no iba más allá de mera curiosidad humana. Después de cierto tiempo en tal noviazgo, volví a sentirme confundida y por segunda vez le insistí a Dios que me ayudará en mi vida; así, no pasó mucho tiempo para que las cosas entre nosotros no funcionaran. Cayendo en profunda reflexión y al ver que los dos noviazgos que había tenido no habían llevado a mi alma a su plenitud y felicidad, decide abandonarme completamente en manos del Señor (nunca dejé la oración y las visitas al Santísimo, por más fuertes que fueran las pruebas).

Recurrí de nuevo al P. Ramón para que me orientara espiritualmente, me recibió alegremente después de dos años sin comunicación, y fue entonces que me comentó acerca de las hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento. Antes de irme a esta comunidad, recuerdo que visité al Santísimo y solamente me puse en sus manos. Al llegar con las hermanas sucedió que Dios me estaba esperando con un signo claro y particular para mi vida, y que me impresionó fuertemente cuando lo escuché: me dijeron que la conversión de la madre fundadora María Magdalena de la Encarnación fue en el momento en que Dios le dijo “¿ME ABANDONAS POR UN AMOR HUMANO?”. Con todo ello, finalmente cedí al Señor y le dije desde mi interior: “aquí me has llamado Señor”.

¿Cuál es tu motivación primaria para ser religiosa?

Conocer más profundamente a Dios y estar más cerca de él; crecer y dar un paso más en mi Fe y espiritualidad. Quiero servirle y que mi única atención sea él, siguiendo aquel consejo del Apóstol San Pablo con respecto a la mujer soltera: “la mujer soltera se preocupa de las cosas de Dios” (1Cor 7,32-40). Desde luego esta cita bíblica se las recomiendo a todas las jovencitas que tengan inquietud religiosa. En ese buscar que Dios sea el origen y el fundamento de mi vida, también busco y deseo la salvación de las almas y la conversión de los pecadores mediante la oración y la renuncia; si bien Dios a todos nos llama a una misión cristiana específica, creo y comparto con muchos otros hermanos fuera de este convento el deseo ardiente de llevar muchas almas a Dios.

¿Qué te motivo a entrar a la vida religiosa contemplativa en lugar de la vida activa?

Creo y siempre he sentido una inclinación más fuerte a la vida de silencio y de oración continua y a tratar de ver las cosas por medio de la fe; considero que quizá la vida de fe que he llevado me ha facilitado y me ha inclinado más hacia la vida contemplativa. Una frase de nuestra madre fundadora que me gusta mucho es esta: “Prefiero ser raíz oscura que sostiene el tronco y no verde follaje que sonríe a sol de primavera”, con esto quiero decir que aun cuando no vea el cambio de las personas y la conversión de mis hermanos por todo el mundo, sé mediante la fe, que Dios se vale de nuestro sacrificio, en todos los sentidos, para que las obras buenas de nuestros hermanos(as) que llevan y predican la Palabra de Dios allá afuera (mundo) den fruto y fruto en abundancia. Algo más que es de mi agrado y motivación es que todos los días tengo cita privada con Dios, una HORA SANTA, solamente él y yo.

¿Qué es lo que mas te gusta en formar parte del carisma de las Adoratrices del Santisimo Sacramento?

La adoración a Jesús Sacramentado, adorarlo, darle gracias, reparar su corazón y pedir por todos. Mi intención es que el fin de todo lo que soy, tengo y hago sea el amor a Jesús Sacramentado. Como mencioné al principio quiero ocuparme de las cosas de Dios y hacer todo sin buscar gustos ni consolaciones propias. Algo muy enriquecedor a nuestra comunidad religiosa es que también tenemos grupos de adoradores laicos que forman parte de un horario propio para llevar a cabo sus Horas Santas. Me agrada mucho, además, que el monasterio tiene las puertas abiertas para todo aquel hermano(a) que quiera y necesita estar en la presencia de Dios. Finalmente, pero no menos importante, para mi es signo de alegría el hecho de que como hermanas nos protegemos entre todas y nos ayudamos mutuamente para crecer todos los días en la virtud: obediencia, pobreza, humildad, penitencia, castidad, etc. 

¿Qué mensaje les das a aquellas jovencitas que como tú tienen la vocacion a la vida consagrada pero no saben discernirlo?

Dios habla de muchas maneras, así, basta con sentir una inquietud hacia la vida consagrada, que seas invitada a un pre-vida, que el simple hecho de ver a las religiosas te entusiasme, o incluso que pongas en cuestión tu noviazgo o el matrimonio y en su lugar venga a tu mente la vida religiosa, entonces es señal de que Dios te está llamando. Visiten al Santísimo, no dejen de hacer oración, platíquenle a Jesús Sacramentado todo lo que les inquieta, preocupa, qué les gustaría hacer, en fin todos sus planes, él nos escucha y no nos desea nada malo.
Él nos conoce pero quiere que nosotros le hablemos. Jesús no actúa sin que nosotros le demos primero nuestro permiso. Siempre es recomendable hablar con un sacerdote que les ayude a discernir su inquietud o buscar aquellas congregaciones que les llamen la atención por su estilo de vida y carisma; las hermanas son personas prestas para ayudarnos a discernir nuestra vocación. Y como dijo el Papa Juan Pablo II: “NO TENGAN MIEDO”, no pierden nada, al contrario ganan mucho en la amistad con Dios. No se queden en el “si hubiera”, el hubiera NO EXISTE, solamente el presente. Si hay personas que les dicen que primero trabajen, tengan novio, que se diviertan, etc., yo les digo, que el mundo siempre tiene muchas cosas que ofrecer, pero que a menudo nos alejan de Dios; además, muchas de esas personas ya tienen hechas sus vidas, pero, ¿y tú? Hay muchas muchachas que ya casadas viven con aquella inquietud del “si hubiera intentado”, puesto que su verdadera vocación era la vida religiosa y no el matrimonio.

No pospongan el llamado de Dios si lo sienten, pues yo caminé por senderos oscuros simplemente por no haber atendido en su momento este hermoso llamado de Dios a la vida religiosa. No esperen a tocar fondo para que Dios las saque de ahí. Acuérdense que el Diablo va a intentar de todos los modos para desviarles del buen sendero, y como león rugiente siempre está buscando a quien devorar en su vocación. Que no les suceda como a mi, que ahora reflexionando miro y digo: cuanto tiempo desperdicie, si me hubiera dado la oportunidad desde que sentí la inquietud en aquellos años tempranos de mi juventud. Termino con lo siguiente: nunca es tarde y Dios no te deja por más cosas malas que hayas hecho, Él conoce nuestros corazones, Él solamente está esperando a que le digas: “Señor en tus manos pongo mi voluntad” y eso basta para que veas pronto su acción poderosa en tu vida.

jueves, 15 de diciembre de 2011

HACE 71 AÑOS… SALIÓ UN SEMBRADOR A SEMBRAR

 HACE 71 AÑOS… SALIÓ UN SEMBRADOR A SEMBRAR  

Por Víctor Eduardo Barrios Escobedo

¡Praesto sum! Ha sido el grito que resuena desde hace 71 años en las voces de muchos seminaristas y sacerdotes que han formado parte de la gran familia del Seminario Diocesano de Tijuana. Son 71 años hechos historia, hechos vida. No es un simple aniversario más, ni es un alegre recuerdo de lo que pasó, es una historia que sigue siendo consolidada todos los días.
La historia de nuestro Seminario, como toda historia, está plagada de situaciones, acontecimientos, momentos de crisis y de alegría, y principalmente de personas que han gastado sus vida en afianzar con amor y entrega oblativa esto que hoy vemos como una realidad. Es una historia que clama por relatarse a sí misma, es una historia que exige no olvidarse, pero, ¿Cómo olvidar aquello que se manifiesta ante nuestros ojos?
¿Cómo olvidar que nuestra identidad como Seminario no surge al despunte del alba ni en el ocaso de este día? Hace 71 años que esta semilla sembrada por manos de Mons. Felipe Torres Hurtado fue colocada en tierras de Baja California. El 8 de diciembre de 1940, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, como fruto de un gran impulso misionero, nace en Ensenada el entonces llamado Seminario Misional de Nuestra Señora de la Paz, siendo Mons. Felipe Torres vicario apostólico de la Baja California. El nacimiento de nuestro Seminario antecede y prepara la erección de nuestra Diócesis, que se da en 1964 con Mons. Alfredo Galindo y Mendoza como primer obispo de la naciente Iglesia de Tijuana. Con el surgimiento de la diócesis el Seminario se convierte en el Seminario Diocesano de Tijuana.
Naturalmente esta es sólo una parte de la historia, pero resulta particularmente importante recordarla, puesto que es el paso inicial, sin el cual, ningún camino puede ser recorrido. Faltan líneas para describir todo cuanto ha hecho a nuestro seminario ser lo que es: el especial esfuerzo y atención de Mons. Alfredo Galindo y Mendoza por dejar bases sólidas al Seminario; los años de consolidación y cambio de Mons. Juan Jesús Posadas Ocampo, de feliz memoria; la constante preocupación de Mons. Emilio Carlos Berlié Belaunzarán; y la presencia y oración asidua de Mons. Rafael Romo Muñoz, nuestro actual arzobispo.
Además, no se puede olvidar el esfuerzo, trabajo y entrega de tantos sacerdotes que fungieron como formadores y maestros, y que siguen orando por nosotros, unos al ofrecer su vida diaria como oración, y otros como seguros intercesores en el Cielo. Es un deber recordar y agradecer a las hermanas Oblatas de Santa Marta, quienes han servido con gran caridad y afecto a nuestra casa, así como a tantos laicos, hombres y mujeres, que dieron y siguen dando su vida por esta institución.
La historia de nuestro Seminario cobra un sentido especial cuando no lo vemos sólo como una institución más, sino como un signo esperanzador de la presencia de Dios entre nosotros. Concluyo con unas palabras de Mons. Salvador Cisneros con ocasión del 50 aniversario del seminario: «Escribimos la historia del Seminario para cobrar conciencia, para asumir nuestro momento, para proyectar nuestro futuro»
¡Praesto sum! 71 años de historia, más de siete décadas formando a los sacerdotes que son presencia de Cristo entre nosotros.